miércoles, 11 de noviembre de 2009

La Gran Noticia

Amanecía, un día tal, del año aquel…deseoso de conocer aquella noticia.
Sabía que me esperaba un día lleno de sorpresas y emociones. Pues nada, ahí estábamos mi familia en aquel lugar: “casa Juanito”, un chirigüito poco fashion donde el buen pescado frito le caracterizaba. Allí mi gente y yo nos sentamos esperando a que los protagonistas del día hablaran y nos contaran, llego la gran noticia ¡que se casaban! Si si, se casaba mi hermano, aquel hombrecito o mejor dicho hombretón con sus años ya cumplidos que solo pensaba en fiestas, amigos, mujeres…lo que las mujeres del siglo XXI pensamos típico hombre “mujeriego” pues sí, ese era mi hermano.
En aquel momento pensé: que tranquila se quedará mi madre al saber que su hijo, su gran hijo, ha sentado la cabeza y con lo que ello conlleva.
Al terminar el día tan emotivo, mi senté con mis padres a reflexionar sobre el gran acontecimiento que se nos venia encima, multitud de gastos, los invitados de compromiso (jefes, vecinas cotillas…) y un sin fin de comedero de coco.
Y nada, aquí seguimos vivos, preparando el gran día con ilusión para que sea uno de los mejores días de sus vidas…comenzando con la cuenta atrás, faltan 165 días tac tac tac …
CONTINUARÁ…




MICRORELATO MODIFICADO:

Amanecía, un día tal, del año aquel…, deseoso de conocer aquella noticia.
Sabía que me esperaba un día lleno de sorpresas y emociones. Pues nada,
ahí estábamos mi familia en aquel lugar: «casa Juanito», un chiringuito
poco fashion donde el buen pescado frito le caracterizaba. Allí mi gente y
yo nos sentamos esperando a que los protagonistas del día hablaran y nos
contaran. Llegó la gran noticia ¡que se casaban! Sí, sí, se casaba mi
hermano, aquel hombrecito —o mejor dicho hombretón— con sus años ya
cumplidos, que solo pensaba en fiestas, amigos, mujeres…, lo que las
mujeres del siglo XXI pensamos «típico hombre mujeriego». Pues sí, ese
era mi hermano.
En aquel momento pensé: «qué tranquila se quedará mi madre al saber que su
hijo, su gran hijo, ha sentado la cabeza, con lo que ello conlleva…».
Al terminar el día tan emotivo me senté con mis padres a reflexionar sobre
el gran acontecimiento que se nos venía encima; multitud de gastos, los
invitados de compromiso (jefes, vecinas cotillas…) y un sinfín de
comederos de coco.
Y nada, aquí seguimos vivos, preparando el gran día con ilusión para que
sea uno de los mejores días de sus vidas…: comenzando con la cuenta atrás,
faltan 165 días, tac, tac, tac…

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